La valoración del dolor es un elemento esencial para un tratamiento efectivo en animales. Se considera que la principal causa por la que el alivio del dolor no es efectivo reside en la dificultad para valorar el dolor en los animales. A diferencia de las personas, con la excepción de los pacientes pediátricos y/o infantiles, los animales no son capaces de expresar que sufren dolor de un modo fácilmente comprensible para nosotros, y menos... + Leer más
La valoración del dolor es un elemento esencial para un tratamiento efectivo en animales. Se considera que la principal causa por la que el alivio del dolor no es efectivo reside en la dificultad para valorar el dolor en los animales. A diferencia de las personas, con la excepción de los pacientes pediátricos y/o infantiles, los animales no son capaces de expresar que sufren dolor de un modo fácilmente comprensible para nosotros, y menos aún su intensidad. Dada esta dificultad se han buscado otros métodos para valorar el dolor y actualmente se considera que los más eficaces son aquellos basados en el comportamiento y que plantean la hipótesis de que un animal con dolor va a modificar su comportamiento, normalmente en función del tipo e intensidad de dolor percibido.
El reconocimiento del dolor basado en el comportamiento presenta varias dificultades siendo la primera de ellas que el comportamiento difiere entre especies de forma considerable y la segunda que no existe un método objetivo de valoración. Además, hay variaciones individuales. Ello implica que no solo el observador debe conocer el comportamiento normal de la especie sino que resulta recomendable conocer el carácter individual. Además, el tipo e intensidad del dolor pueden modificar de forma relevante los tipos de comportamientos de los animales.
Existen comportamientos que claramente indican dolor para un observador como es el hecho por el que un animal se queje cuando se palpa una zona del organismo dañada (cirugía), o cojee y gima o chille (vocalice) cuando presenta una herida en una pata. De todos modos y para evitar que la valoración dependa de la experiencia o conocimientos del evaluador se han desarrollado escalas que tratan de objetivar el grado de dolor del animal. Las escalas de dolor más conocidas incluyen la escala analógica visual (VAS en inglés), la escala numérica, la escala descriptiva, o escalas complejas como la de Melbourne o Glasgow, estas últimas desarrolladas fundamentalmente para el perro. Una vez se dispone de una valoración, el tratamiento analgésico puede adecuarse a la intensidad del dolor percibido.
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