El tratamiento farmacológico del dolor ha evolucionado a través de los años, desde el uso de remedios tradicionales y plantas medicinales hasta, en el pasado reciente, la síntesis de compuestos químicos específicamente diseñados para actuar sobre la amplia variedad de receptores de los cuales se sabe, o se cree, que son responsables del dolor. Sin embargo no existen aún fármacos que produzcan una analgesia eficaz... + Leer más
El tratamiento farmacológico del dolor ha evolucionado a través de los años, desde el uso de remedios tradicionales y plantas medicinales hasta, en el pasado reciente, la síntesis de compuestos químicos específicamente diseñados para actuar sobre la amplia variedad de receptores de los cuales se sabe, o se cree, que son responsables del dolor. Sin embargo no existen aún fármacos que produzcan una analgesia eficaz durante periodos de tiempo prolongados y sin riesgo de que aparezcan efectos secundarios importantes o toxicidad. Además, otros factores limitan aún más el uso crónico o continuado de muchos fármacos en animales: la escasez de suficientes datos científicos y de ensayos clínicos que demuestren su eficacia y seguridad, y las formulaciones limitadas de fármacos como, por ejemplo, la falta de disponibilidad de fármacos que puedan no solo administrase mediante inyección, sino también por otras vías como la oral o a través de la piel.
En general, los fármacos actualmente más comunes que han demostrado tener alguna eficacia en el tratamiento del dolor se encuentran en una de las siguientes categorías:
- opiáceos
- antiinflamatorios no esteroideos (AINEs)
- agonistas α2
- anestésicos locales
- otros
Cada grupo de fármacos es más o menos eficaz, dependiendo del tipo y de la intensidad del dolor que se esté tratando. Otros tipos de fármacos que se han empleado también para aumentar los efectos de los analgésicos clásicos o para producir efectos analgésicos a nivel central han sido algunos tranquilizantes (por ejemplo, acepromacina) o los antidepresivos (por ejemplo, amitriptilina).
También existen medicamentos denominados coadyuvantes, que en ocasiones se administran en conjunto con los analgésicos descritos anteriormente, y que producen una alteración de la actividad neuronal central o periférica (por ejemplo, tranquilizantes, anticonvulsivantes, antidepresivos, preparaciones tópicas) o efectos antiinflamatorios (por ejemplo, corticosteroides).
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